¿Por qué algunos países tienen salarios más altos que otros? ¿Por qué en Alemania un trabajador promedio recibe ingresos por U$S 43.682 anuales -o U$S 3.640 mensuales- y en Argentina un trabajador promedio recibe ingresos entre $ 5.000 y $ 6.000 -o entre U$S 543 y U$S 652 mensuales, al tipo de cambio oficial-? ¿Cómo logramos que los trabajadores obtengan ingresos cada vez más altos?
La respuesta, si bien no es simple, es intuitiva.
Para no romper con la tradición de este blog, comencemos con un ejemplo hipotético: supongamos que tenemos una fábrica de zapatos. Sabemos que existe una demanda de zapatos en la ciudad, y nosotros tenemos máquinas que sirven para producir zapatos. Nuestro producto, en el promedio de las zapaterías, se paga $1000 el par. Para obtener una ganancia, nos disponemos a producir con un costo menor a $1000 para apropiarnos de la diferencia.
¿Por qué contrataríamos nosotros trabajadores, o en otras palabras, demandaríamos trabajo? Porque, claramente, sin trabajadores no podría haber ninguna producción. Necesitamos personas que operen las máquinas de producir zapatos. Sin ellos, las máquinas -el capital de la empresa- se vuelve completamente inútil. En realidad, toda la empresa se vuelve inútil: si no producimos zapatos, no los vendemos y no obtenemos ninguna ganancia. El corolario es que los consumidores de zapatos también salen perdiendo; sin zapatos, ellos se pierden de un producto que desean.
¿Cuántos trabajadores vamos a contratar y cuánto les pagamos? La respuesta depende de dos cosas. Uno, de cuántos zapatos produzca cada trabajador. Y segundo, de cuánto valgan los zapatos.
Obviando el resto de los costos de la empresa, como energía, insumos y materias primas -es decir, manteniéndolos constantes-, supongamos que contratamos un trabajador que produce 5 pares de zapatos en el día. Si el par de zapatos se paga $1000 en el mercado, el valor producido por el trabajador es $5000 en el día (5 pares de zapatos x $1000). ¿Cuánto estaremos dispuestos a pagarle? Sólo hasta $5000 por día. Si le pagamos más, salimos perdiendo: los zapatos que produce van a valer menos que lo que le pagamos a él; o, en otras palabras, estaríamos vendiendo por debajo del costo.
¿Y si le pagamos menos? Supongamos que le pagamos $4000 -y que el trabajador acepta ese salario-. Obtendríamos una ganancia de $1000 por día: el trabajador nos genera $5000, y nosotros le pagamos $4000. ¿Puede esto durar para siempre? En general, no, y por una simple razón.
Se vuelve más atractivo contratar más trabajadores. Seguiremos contratando trabajadores mientras produzcan un valor superior en zapatos al salario que les debemos pagar. A medida que contratamos más trabajadores -y todas las fábricas de zapatos también lo hacen-, la demanda de trabajadores de la industria del zapato aumenta. Por simple ley de oferta y demanda, el precio del trabajo también sube. ¿Hasta cuánto va a subir el salario del trabajador? Hasta $5000. Mientras los trabajadores produzcan menos, es rentable contratar más. Para obtener más trabajadores, llega un punto en el que debemos pagarles más para que salgan de otros trabajos y vengan a nuestra zapatería.
¿Por qué, entonces, hay trabajadores que cobran más y otros que cobran menos? ¿Por qué varían entre países los salarios y por lo tanto el ingreso de los trabajadores? Por la productividad del trabajo. Cuanto más produzca un trabajador en valor, más atractivo se vuelve contratarlos y más subirá su precio -el salario- al aumentar la demanda.
¿De qué depende que un trabajador sea más o menos productivo? De un número de factores. Primero, de la educación: los trabajadores más formados son los que producen más. En el sector tecnológico, por ejemplo, los salarios tienden a ser muy altos.
Segundo, y quizás lo más importante, el capital. ¿Qué clase de máquinas de producir zapatos tenemos? Si tenemos una máquina que operada por un trabajador nos produce 5 pares de zapatos, nos genera un valor de $5000. Sin embargo, el mismo trabajador empleado en una máquina más moderna quizás nos produzca 10 ($10000), 15 ($15000), 20 ($20000) pares de zapatos en el mismo período de tiempo. El trabajador no cambió: lo que cambió es el capital -las máquinas-. Al producir más el trabajador, su salario también subirá, porque se vuelve mucho más rentable contratar trabajo. Sí: curiosamente, cuanto mejor capital -máquinas- hay en una economía, en general también están mejor los trabajadores.
Muy lindo en la teoría y en el ejemplo hipotético, ¿pero en la práctica se cumple? Asombrosamente -y no tanto-, sí. Los países más productivos laboralmente son también los que gozan de mejores salarios. En el siguiente gráfico podemos ver que los países en los que más producto se produce por hora trabajada, una medida de la productividad laboral, tienen también en promedio salarios más altos.
¿Qué debemos hacer, entonces, si queremos que mejoren los salarios? Primero, educación: los trabajadores más educados son más productivos, y reciben mejores salarios. Y segundo, mejorar el capital. Con mejor capital, los trabajadores también se vuelven más productivos. Para eso, son necesarios la inversión y el ahorro. Paradójicamente, los trabajadores están mejor donde hay más capital.
En Argentina vivimos escuchando políticos prometer mejoras para los trabajadores. Mediante negociaciones con sindicatos y empresas, el Estado trata siempre de manejar los salarios según el ciclo político de elecciones. Sin embargo, nada de esto pareciera funcionar en el largo plazo. La única forma de mejorar a los trabajadores es con educación, ahorro e inversión. Nada que no sepamos, pero es bueno una dosis de sentido común en estas épocas.